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Diálogo de las culturas

Aprovechemos esta oportunidad para la paz

Cuando Yossi Beilin, el ex ministro de Justicia de Israel, y el dirigente palestino Yasser Abed Rabbo firmaron el llamado "Acuerdo de Ginebra" el 1 de diciembre pasado en Ginebra, Suiza, le ofrecieron a Israel, a Palestina y al mundo una nueva oportunidad para lograr la paz, que no debe desperdiciarse.

Lo que proponen es justo, y sencillo. Justo, en el sentido que le da a cada quien lo que es suyo. A los palestinos, casi todo el territorio de Cisjordania y Gaza, lo que significa que los colonos judíos tendrán que retirarse de los asentamientos establecidos de forma ilegal en los territorios ocupados. A cambio, los palestinos renuncian al derecho de retorno a Israel de millones de palestinos que se fueron al exilio cuando se estableció el Estado de Israel poco después de terminada la Segunda Guerra Mudial. Jerusalén sería la capital compartida de ambos Estados. La propuesta no es oficial: proviene de ciudadanos particulares, de palestinos e israelíes concientes del peligro de no actuar.

Aunque el presidente palestino Yasser Arafat le dio su aval, e incluso envió a un miembro de su gabinete a la ceremonia de Ginebra, el Gobierno de Ariel Sharon ha rechazado la iniciativa.

No obstante, una encuesta realizada por la Universidad de Tel Aviv a principios de diciembre de 2003 indicaba que 31,2% de los israelíes estaba a favor de la iniciativa, y 37,7% en contra, según informó el diario Ha'aretz. En cambio, una encuesta realizada en octubre pasado indicaba que sólo 25% de los israelíes estaba a favor del propuesto acuerdo de Ginebra, patrocinado en parte por el Gobierno de Suiza, mientras que 54% estaba en contra. "Si la encuesta de Ha'aretz verdaderamente refleja la opinión pública, entonces vamos en la dirección correcta", dijo Beilin, quien también fue uno de los arquitectos de los acuerdos de Oslo. "Si el público le da un buen apoyo al Acuerdo de Ginebra, yo creo que al final el Gobierno tendrá que hacer caso".

El proceso también requiere de apoyo internacional. Fue bueno ver a Jimmy Carter y a otros ex mandatarios del mundo en Ginebra. También fue muy bueno que el secretario de Estado Colin Powell recibiera a Beilin y a Rabbo, y que el presidente George W. Bush externara su apoyo a Powell.

Desde un principio la iniciativa ha contado con el apoyo decidido de Lyndon LaRouche. Luego de un discurso que pronunció en Washington el pasado 22 de octubre, LaRouche dijo, en respuesta a una pregunta que le hizo un reportero, que él apoyaba lo que estaban haciendo en Ginebra Rabbo, "Beilin y otros involucrados —con los que he tenido cierta cooperación indirecta en el pasado sobre este asunto—, para revivir el diálogo palestino–israelí. Esto es importante. Creo que los gobiernos y otros por todo el mundo deben apoyarlo. No es que por sí mismo vaya a tener éxito, sino que un esfuerzo en esa dirección plantea la pregunta de qué se necesita para alcanzarlo. Si puedes establecer que el intento existe, entonces creo que puede prosperar.

"Ahora, lo otro es que Israel no tiene futuro con las políticas actuales de Sharon. En realidad lo que tenemos es un complejo de Masada en acción. Sharon es más un ladrón astuto que un fanático. Él sabe cómo actuar como fanático, para hacer que la gente le dé cosas. . . Pero el peligro reside entre los fanáticos, en especial los fanáticos religiosos, quienes siempre son peligrosos porque no viven en el mundo real. El asunto es que, el que Israel siga este derrotero, que le asignaron los amigos de Dick Cheney, principalmente los neoconservadores de los Estados Unidos, es parte del plan de Cheney, es parte de la política de guerra preventiva. Para Cheney. . . Sharon es un chivo expiatorio.

"En realidad, como todo israelí cuerdo sabe —y sabe todo judío preocupado y bien informado del mundo— si Israel sigue ese camino, dejará de existir. Quizá otra gente también dejará de existir, pero Israel no puede vivir con la orientación actual".

La declaración de LaRouche —hasta ahora, el único precandidato presidencial demócrata en apoyar la iniciativa de Ginebra— resultó decisiva: circuló por todo el mundo árabe, donde apareció en los diarios Al Bayan de Dubai y Alwasat de Bahrain, entre otros, ayudando a crear un sentir favorable a la iniciativa.


Para informarse más sobre las actividades de Lyndon LaRouche visite:
EIR Resumen ejecutivo


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