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La civilización no sobrevivirá si no actúas hoy


Lyndon H. LaRouche pronuncia su discurso en la conferencia
conjunta de la JICL y el Instituto Schiller.

Presenciamos "el derrumbe de un imperio" establecido por la Compañía de las Indias Orientales británica con el tratado de París de 1763, "siguiendo el modelo del Imperio Romano", dijo Lyndon H. LaRouche en su discurso de apertura de la conferencia semestral conjunta de la Junta Internacional de Comités Laborales y el Instituto Schiller, que inició el 14 de febrero en las inmediaciones de la capital de Estados Unidos. Pero, también dijo que "tenemos la alternativa de empezar a subir de nuevo; de aprender la lección de los errores que hemos cometido, y dar pasos para asegurar que esos errores no vuelvan a cometerse. Entonces podemos recuperarnos de la situación actual... Ese es el mensaje de hoy. Y tenemos que escoger en los próximos días y semanas. Si no cambiamos, estamos perdidos. Mejor empezamos a cambiar ahora".

Hubo entre 400 y 500 personas en la sala; otras 300 participaron vía un sistema de videoconferencia desde Los Ángeles, California; y quién sabe cuantas más participaron por internet. Poco después de dar inicio la presentación se sumaron al auditorio decenas de integrantes del Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL) que regresaban de organizar a favor de la candidatura presidencial de LaRouche, en las juntas para escoger a los delegados de Washington, D.C., a la convención del Partido Demócrata que tendrá lugar en junio.

Previamente LaRouche dijo que su discurso, titulado "Me hayo ante el lecho de muerte de un imperio que agoniza", sería "el discurso político más importante que haya pronunciado cualquier persona, en cualquier parte del mundo, en más de un siglo hasta la fecha". Y no se quedó corto.

Fue en reacción al derrumbe de este imperio británico que tuvo lugar la Revolución Americana. "La principal amenaza singular que haya surgido contra el Imperio británico", dijo LaRouche, fue "el proceso que creó a EU". De allí que los británicos hicieron todo lo posible por impedir que se difundiera su influencia, primero a Francia, donde lord Shelburne y sus agentes tales como Adam Smith y Jeremías Bentham "desplegaron a los agentes que habían reclutado de las filas de la secta francmasónica martinista" —más tarde llamada sinarquía—, Danton, Felipe Égalité, Robespiere y Marat, quienes sabotearon la Revolución Americana que llevaban a cabo el marqués de Lafayette y Jean Bailly en Francia, dando al traste con ella con la toma de la Bastilla, el Terror, y posteriormente la reacción del Termidor, que culminó con el ascenso al poder de Napoleón, el primer fascista moderno.

Mientras, también dieron pasos para desviar a EU del propósito para el cual fue fundado: defender el bienestar general, o bien común. Pero John Quincy Adams —partidario de una comunidad de Estados nacionales perfectamente soberanos— revivió la tradición patriótica en EU, y uno de sus discípulos, Abraham Lincoln, entonces miembro del Congreso, atacó la guerra del presidente James Polk contra México, y cuando él, Lincoln, llegó a la Presidencia de EU, regresó al país a su verdadera misión y puso en marcha un proceso que lo llevó a convertirse en la principal potencia productora del mundo, dijo LaRouche.

"Pero, mientras tanto —dijo LaRouche—, los liberales angloholandeses ya trataban de subvertirnos". Asesinaron al presidente William McKinley, lo que llevó a Teddy Roosevelt, un engendro de los confederados, a la Presidencia de EU. Su sucesor, el racista imperialista Woodrow Wilson, fue un abierto partidario del Ku Klux Clan. Se estableció la Reserva Federal de EU en contra de la Constitución, y se puso en marcha un proceso que culminó con la Gran Depresión. Entre tanto, en Europa subieron al poder —con la ayuda de financieros ingleses y estadounidenses tales como Montagú Norman, Prescott Bush (abuelo del actual presidente Bush) y John P. Morgan— a Adolfo Hitler, y a sus compinches sinarquistas Benito Mussolini y Francisco Franco, "otro sucio fascista en la tradición de la Inquisición".

Por fortuna, Franklin D. Roosevelt, quien llegó a la Presidencia pese a la oposición de su propio partido, nos salvó del hombre–bestia en EU, al tiempo que puso de nuevo el poder del Estado al servicio del "hombre olvidado", rescató la economía de la Depresión y encabezó la victoria contra las potencias fascista del eje. Pero a la muerte de Roosevelt asumió el poder Harry Truman, quien arrojó dos bombas atómicas contra Japón sin que hubiera necesidad militar de ello, en aras de la doctrina de guerra preventiva desarrollada por el mal llamado pacifista Bertrand Russell; de ahí vino la desastrosa guerra de Corea. Truman también desató el reino del terror que se conoció como el macartismo. El presidente Dwight Eisenhower puso fin a la carrera política de Truman, y advirtió del peligro que representaba la camarilla utopista que el llamó "el complejo militar–industrial".

Pero, dijo LaRouche, con la salida del poder de Eisenhower, "la derecha lanzó su ofensiva en la forma de la aventura de bahía Cochinos de Allen Dulles. Siguió adelante con la puesta en práctica del plan armado por Russell y [Nikita] Jruschov, entre otros, en la forma de la crisis de los proyectiles en Cuba de 1962, y luego del asesinato de [John] Kennedy, que allanó el camino para lanzar la guerra en Indochina, experimentamos un gran cambio", que nos lleva al tema del momento: la transformación de nuestro carácter nacional, que hoy amenaza con llevarnos a la ruina. El peligro no viene de afuera, dijo LaRouche. "Viene de nuestra propia gente. Viene de aquéllos, principalmente de 60 años de edad o un poco más jóvenes, de la llamada generación del sesenta y ocho, que ocupan los principales cargos de gobierno" hoy en EU.

Esa generación pasó por "un cambio de paradigma cultural, como se le llamó, representado por la contracultura del rock, las drogas y el sexo a mediados de los 1960". La causa fue el terror que el macartirmo les infundió a sus padres, la generación que peleó en la Segunda Guerra Mundial, quienes criaron a sus hijos diciéndoles "ten cuidado", "sigue la corriente, no te metas en problemas". Encima, la generación del sesenta y ocho cayó presa de la locura colectiva a raíz de la combinación de la crisis de los proyectiles, el asesinato de Kennedy y la guerra de Indochina". EU pasó de ser el principal productor de bienes agrícolas e industriales del mudo, el puntero en tecnología del mundo, a una reliquia, "a una caricatura de Roma bajo los césares".


Conferencia semestral conjunta de la JICL y el Instituto Schiller.
Hubo entre 400 y 500 personas en la sala; otras 300 participaron vía
un sistema de videoconferencia desde Los Ángeles, California; y
quién sabe cuantas más participaron por internet.

Argentina y Haití

La cosa empeoró cuando se acabó en 1971–72 con el sistema monetario de tipos de cambio fijos establecido por Roosevelt, y se impuso un sistema de tipos de cambio flotantes. "¿Qué hicimos con este sistema de tipos de cambio flotantes? Fuimos más y más a los países pobres del mundo; les dijimos: 'Nosotros decidiremos el valor de sus monedas bajo un sistema de tipos de cambio flotantes'... Bajamos el valor de sus monedas con ataques especulativos organizados en el mercado financiero de Londres. Luego fuimos a sus gobiernos y les dijimos: 'Llamen al FMI, llamen al Banco Mundial para que los asesoren'. Y el consejo era: 'Bajen el valor de sus monedas'.

"Y los gobiernos asustados decían: 'Está bien. Entonces pagaremos con nuestra...'

"No! Ustedes ya no pueden pagar con sus monedas. Tienen que pagar en dólares".

"¿Y cómo hacemos eso?"

"Les daremos deuda, una deuda adicional que no incurrieron". Esa es la causa del endeudamiento de América Central y del Sur, cuyos países, incluyendo Argentina, "no le deben ni un centavo a nadie; esa deuda es totalmente artificial", dijo LaRouche.

Denunció que hay una "operación asesina de corte nazi en marcha contra Argentina hoy día" (ver editorial en pág. 2), situación que también denunció su esposa Helga Zepp–LaRouche, presidenta del Instituto Schiller, en su alocución al día siguiente, el 15 de febrero.

LaRouche dijo que el problema es que la gente cree en el dinero. No hay forma alguna de resolver la actual crisis financiera–monetaria con medidas financieras. También recalcó, en respuesta a una pregunta, que "Haití es el peor crimen que comete EU, y es un crimen de larga data. Nosotros, Estados Unidos, tenemos la obligación de reconstruir a Haití".

Ahora ese sistema llega a su fin. Necesitamos dirigentes con un sentido de lo sublime como Juana de Arco y Martin Luther King, dijo LaRouche, refiriéndose a un discurso que pronunció en Alabama para conmemorar el aniversario de King, en enero de este año. Tenemos que establecer un sistema de Estados nacionales soberanos unidos por principios eucuménicos en común. Si logramos hacer esos cambios, asegurar en las próximas semanas que LaRouche sea el próximo Presidente de EU, sobreviviremos. De otra forma, enfrentamos a corto plazo muertes a una escala tal, que la población del planeta se verá reducida, de las más o menos 6 mil millones de personas que hay en la actualidad, a menos de mil millones.


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